lunes, 24 de noviembre de 2008

Lourdes

Lourdes, mi mujer, duerme a mi lado, en la habitación del hospital en la que ha sido sometida a una delicada intervención quirúrgica, mientras dudo si trasladar al ciberespacio alguno de los sentimientos que me embargan, de las reflexiones que acuden a mi mente desde que, hace 10 días, le diagnosticaron una grave lesión cerebral.
La tristeza, el desamparo, son los sentimientos recurrentes y dominantes, a pesar de estar rodeado de mis hijos, de las hermanas de Lourdes (mis hermanas), de nuestros mas intimos amigos.
La preocupación por la evolución de la enfermedad detectada; el temor de que la maldita enfermedad le limite no ya la vida, sino sus facultades y funciones básicas, me aterra tanto como a ella; la incertidumbre de que pueda continuar su trabajo con sus niños (sus bomboncitos); aparecen cada madrugada, arrojando sombras sobre el futuro inmediato.
Afortunadamente, su decisión de exigir información sobre su enfermedad, me libera del calvario de fingir ante ella y nos permite, a través de las lágrimas compartidas, aproximarnos como nunca lo hemos estado.
Espero, deseo, que dentro de pocos días, en nuestra casa encontremos las fuerzas, que en el hospital nos faltan, para afrontar un futuro incierto, que no se que nos deparará.

martes, 11 de noviembre de 2008

Sara

Sara, mi hija Sara, nuestra Saruqui, está embarazada. No por deseado/esperado, la sorpresa ha sido menor. Conociendo el espíritu planificador de Víctor, pensábamos que la casa que restauran en el casco, viejo más que antiguo, de Badajoz era su prioridad, ignorando que, tal vez, el nacimiento de Carmela, ha disipado las dudas que aun le podían quedar a Sara, o, -lo que es más probable conociéndola-, que él planifica y ella decide. Cuando nos lo dijeron, pensamos que era un “turquito”, engendrado en su reciente viaje a Turquía. Pero no; es extremeño, (o extremeña, pronto la ecografía lo dirá). Superada la sorpresa y la alegría de la noticia, (alegría exteriorizada de forma mucho más expresiva por Lourdes que por mí, como es lógico conociéndonos), el primer sentimiento es de preocupación y el segundo de felicidad. Según pasen los días, los análisis, las ecografías, etc., seguro que el primero se disipa y el segundo ocupa el lugar que le corresponde.
La suerte de tenerla tan cerca, (de verla a diario yo), estoy seguro que nos va a permitir disfrutar, vivir el embarazo, como no hemos podido vivir el de Marta. Quien más disfrutará de esta circunstancia, estoy seguro, será Lourdes en quien Sara va a tener, como en tiempos pretéritos, la ayuda, el apoyo y el cariño que necesite. Y más.
Aviso a navegantes sevillanos/cordobeses: Hasta el miércoles 12, hay miembros de la familia que no conocerán la noticia; así que: Sin comentarios fuera del blog.

jueves, 6 de noviembre de 2008

52 Centimos

Esta tarde nos han cortado el teléfono. La causa: Tener una deuda pendiente de 52 céntimos desde junio. En atención a que Telefónica no había comunicado el "impago", ante mi indignación, decidieron restablecer el servicio en un plazo máximo de 24 horas. Dado que mi cabreo iba increschendo, el plazo de restablecimiento del servicio, me dijeron, se reducía a 3 horas. Al final del dialogo de besugos mantenido con 4 personas, que se iban pasando la pelota de una a otra, intentan ofrecerme un nuevo servicio de llamadas, intento del que desiste la chica sudamericana al preguntarle si sabia lo que me pedía el cuerpo. En aplicación de los procedimientos de calidad, me piden que responda a una encuesta sobre el servicio recibido; el cero con el que lo puntúo me deriva a un responsable de calidad a quien, nuevamente, le cuento la odisea. Su respuesta me llena de consuelo: "Sr. Rosa, esto no es lo que era cuando usted trabajaba en Telefonica". Por cierto, como solo ha transcurrido una hora, aun seguimos sin teléfono.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Obama

De las múltiples y variadas reflexiones que la elección de Obama como presidente de los Estados Unidos provoca, me quedo con una: La importancia histórica que tiene el hecho de que un negro haya llegado a la presidencia de un país donde los problemas raciales forman parte destacada, no solo de su joven historia, sino de su candente presente. Mucha ha tenido que ser la ilusión levantada, muchos los problemas y agobios de los ciudadanos americanos, para que hayan dado un paso que muchos pensaban, (pensábamos), que al final quizás no se entreverían a dar.
Tiempo habrá para ver que la elección de Obama, no solo no supone la llegada de la izquierda al gobierno americano, sino que tampoco supondrá cambio notable en el contexto internacional (probablemente si en el contexto norteamericano). Tiempo habrá también para comprobar cuanto de marketing político y cuanto de solidez política hay detrás del candidato que ha sido capaz de ilusionar, y de que manera, al pueblo americano; pero creo que ahora, hoy, estas incertidumbres no deberían pesar a la hora de valor la enorme trascendencia que, no solo para los norteamericanos, tiene la elección de un negro como inquilino de la Casa Blanca.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Pólvora ajena

La selección de varios técnicos para configurar el equipo que presentar a un concurso, ha servido para poner nuevamente de manifiesto la distorsión que en el mercado de trabajo producen las retribuciones que perciben los empleados públicos, y aquellos que, sin serlo, cobran del erario público, aunque sea temporalmente, y cuando se incorporan a la empresa privada tienen esta referencia salarial, ignorando que las retribuciones que han percibido no tienen nada que ver con las que se perciben en la empresa privada, por trabajos de igual o superior categoría. Así, cuando en una entrevista les preguntas por sus expectativas económicas, en general, se remiten a lo que han percibido durante el tiempo que han cobrado de fondos públicos, ignorando que los niveles salariales que establecen los convenios colectivos de aplicación en la empresa privada están por debajo (en algunos casos bastante por debajo) de lo que han venido cobrando.
El proceso de homologación de las retribuciones de los empleados públicos con las que perciben sus colegas de otras autonomías, está detrás de este problema; de la misma forma que lo está la alegría con la que “tiran con pólvora ajena” aquellos que gestionan proyectos o programas para los que hay que configurar equipos técnicos, y establecen las retribuciones para los componentes de estos equipos. Si, como es previsible a corto o medio plazo, los técnicos que, desde hace años, vienen trabajando en la órbita de programas como Equal, Leader, Proder, etc., tienen que incorporarse al mercado de trabajo, algún@s se van a llevar una desagradable sorpresa.