miércoles, 4 de junio de 2008

Juan


Mi amigo Juan ha muerto. Durante muchos años lo compartimos todo: Trabajo, alegrías, sinsabores (pocos en aquellos años), aventuras, confidencias, deudas, familia, ....; nuestros hijos nacieron y se criaron juntos. Después, la distancia geográfica impuso un alejamiento en nuestras vidas que, aunque no afectó al cariño que nos profesábamos, dificultó la relación diaria y, sobre todo, que pudiera estar con él cuando problemas de salud y familiares hicieron de su vida un calvario. Hoy, el cura en su breve y rutinario responso ha dicho que Dios le había cuidado en vida; ¡Mentira! Si así hubiese sido, no habría sufrido lo que ha sufrido; sufrimiento que intentó reducir con pequeños placeres "prohibidos", que le han permitido sobrevivir durante los últimos años de su vida. Hace seis meses le diagnosticaron un cáncer que le corroía, y un médico le pronosticó tres meses de vida. Ha sido capaz de alargar este periodo otros tres meses, que ha dedicado, como toda su vida, a resolver problemas de su familia, aunque, lamentablemente, se ha ido con la pena de no haber resuelto el mas grave, que le ha amargado los últimos años de su existencia.
Hoy, todos, absolutamente todos, sus amigos y compañeros hemos arropado a su familia en su último viaje, tras el cual le hemos dejado junto a sus padres, a los que tanto quiso. No se ha quedado solo; solos, sin él, sin su cariño, sin su dedicación, se quedan, nos quedamos, quienes le hemos querido.