Como casi siempre,
Rodriguez Ibarra no deja a nadie indiferente cuando opina sobre temas de
actualidad. Hoy lo hace en El País, sobre la crisis de los principales partidos
políticos y la desafección ciudadana de los mismos y propone, nada menos, la
intervención económica de los partidos políticos (“poner a alguien a vigilar y controlar la legalidad de cada operación
con carácter previo”), nombrando para ello una especie de administrador
concursal, a semejanza de los que se nombran cuando una empresa entra en situación
de concurso de acreedores. Para Rodriguez Ibarra, la quiebra de la confianza en
los partidos políticos, a semejanza de las empresas en situación de especial
dificultad, requiere esta medida excepcional que propone. Y se queda tan
pancho.
Llama igualmente la
atención el error de libro que comete RI cuando comienza el artículo
referenciado afirmando, nada menos, que: “Los
partidos políticos son, hoy por hoy, los únicos órganos de representación
ciudadana”. Es llamativo, -además del error interpretativo de la
Constitución de quién es miembro del Consejo de Estado-, que uno de los
principales adalides de la sociedad digital ignore que, hoy, muchos ciudadanos,
precisamente porque no se sienten representados por la mayoría de las Cortes
Generales, (que no, que no nos representan….) están construyendo otras formas
de representación ciudadana con las que hacer oír su voz y defender sus
derechos e intereses.
Tal vez, la clave
de este error de RI resida en que ha olvidado la última frase del artículo 6 de
la Constitución (precisamente la que no transcribe literalmente). Es la que, al
referirse a los partidos políticos, sentencia que “…Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos.” Si
esto siempre fuese así, igual no hacían falta los “administradores concursales”
que RI propone nombrar para acabar con la quiebra de la confianza de los
ciudadanos en los partidos políticos.