jueves, 29 de mayo de 2008

Legalidad, Ética y Estética

El principio de legalidad debe presidir las actuaciones de todos los ciudadanos, independientemente del puesto o responsabilidad que ocupen o de la actividad a la que se dediquen. En ese sentido, hay leyes que regulan las incompatibilidades a las que están sometidos los políticos durante el ejercicio de su cargo, y, en algunos casos, después de dejarlo. Que se sepa, Federico Suarez no ha incurrido en ninguna incompatibilidad por ocupar el puesto de presidente de Consejo de Administración de una empresa privada, noticia de la que se hacía eco el Periódico Extremadura en su edición del jueves 29 de mayo.
(http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/noticia.asp?pkid=376777)
Todo el mundo sabe que las personas que se dedican a la actividad política, además, están sometidos a otros principios éticos, los cuales suelen limitar su capacidad de actuación, tanto en su vida pública como en la privada. Aunque los principios éticos suelen anidar en la conciencia individual o colectiva, lo cual origina distintos puntos de vista a la hora de juzgar un comportamiento, los estatutos de los partidos políticos suelen recoger disposiciones que concretan y desarrollan alguno de estos principios éticos. Que se sepa, Federico Suarez no ha vulnerado los estatutos del partido que preside en Extremadura, lo cual, en todo caso, solo debería importar a los militantes de su partido.
Además de la legalidad y la ética, la estética también se aplica a la hora de valorar la actuación de las personas que ocupan o han ocupado alguna responsabilidad pública. Es aquello de “la mujer del Cesar..”. Habrá a quien le guste más o menos la imagen de Federico Suarez presidiendo el Consejo de Administración de una empresa constructora, pero esto no deja de ser fruto de la subjetividad con la que se valoran las cuestiones estéticas, de la misma forma que habrá a quien le guste más o menos la imagen de quién ha sido dirigente sindical durante años, al frente de una empresa privada, una vez que ha finalizado su actividad sindical.
En mi opinión, ni desde el punto de vista legal, ni del ético, ni del estético, la actuación de Federico Suarez, en el caso conocido, es reprobable, por lo que me parece injusto que se le pretenda poner a los pies de los caballos.

martes, 27 de mayo de 2008

Manolo Rojas

Esta tarde se ha inaugurado un busto que, por suscripción popular de los vecinos de la margen derecha, se ha levantado en el Parque de San Fernando de Badajoz a Manolo Rojas, alcalde socialista de Badajoz entre 1.983 y 1.991. El comentario generalizado ha sido que el parecido de la estatua con Manolo es mínimo.
Manolo Rojas fue, sobre todo, una gran persona y por eso es querido y recordado en la ciudad.
Como alcalde intentó hacer de Badajoz una gran ciudad, alegre y divertida (En Badajoz se vive o Badajoz olímpico, eran lemas de la ciudad que regia). Impulsó grandes proyectos, excesivos algunos, utópicos otros, como él, y uno de ellos se lo llevó por delante. La ciudad, consciente de que fue desfrenestado desde Mérida, no ha vuelto a darle su confianza a su partido.
Hoy, rodeado de viejos amigos y militantes socialistas y ugetistas de su época, rememoraba dos situaciones vividas con él; la primera, un pleno municipal que presidia durante un conflicto laboral en el ayuntamiento, en el que, el bueno de Manolo, nos cedió la palabra a los sindicalistas que le pusimos a escurrir, mientras él nos miraba con una sonrisa entre triste e irónica. La segunda, un encuentro y un abrazo en una calle de Badajoz, al tiempo que alborozado me decia que venia de una revisión y que estaba limpio. Dos meses después el cáncer acabó con su vida.
Hoy, lo mejor del acto la gente y el recuerdo de Manolo; los discursos flojitos.

jueves, 22 de mayo de 2008

MEDALLA MERECIDA

En un excesivo e innecesario gesto de modestia, que, en cualquier caso le honra, Rodriguez Ibarra afirmó, al recibir y agradecer la Medalla de Extremadura, que no la merecía. Discrepo; en mi opinión es un galardón que Rodriguez Ibarra se merecía y que nadie, honradamente, puede discutirle.
Se lo merecía, por la propia razón de ser de la condecoración, ya que si esta tiene como objeto reconocer, distinguir y recompensar públicamente a aquellas personas… que hayan destacado por sus méritos o por los servicios a la Región, es claro que Rodriguez Ibarra cumple plenamente los requisitos.
Se lo merecía por la propia historia de la condecoración. Desde la primera que, allá por 1.986, el propio Rodriguez Ibarra impuso al Rey Juan Carlos I, la medalla se ha colgado del cuello de personajes y personajillos a los que Rodriguez Ibarra da sopa con ondas al contabilizar los servicios prestados a la región.
Y, sobre todo, se la merecía porque la Autonomía extremeña es hoy lo que es, con sus virtudes y carencias, gracias, fundamentalmente, a Juan Carlos Rodriguez Ibarra, quien ha dedicado más de la mitad de su vida al servicio público, al servicio de la Región.
Se puede criticar su talante o su carácter; se pueden cuestionar muchas de sus actuaciones y manifestaciones; se puede discrepar, y yo lo he hecho muchas veces, de su política, pero difícilmente puede cuestionarse su dedicación y los servicio prestados a Extremadura.
Es verdad, como el mismo ha dicho, que parte de su mérito, y de su desmérito, es compartido por quienes han, (hemos), trabajado en algún momento con él. De la misma forma que es indudable el extraordinario sacrificio que ha hecho Leo, su mujer, pero lo realmente cierto es que en la historia de Extremadura, con los claroscuros de todos los grandes personajes, Juan Carlos Rodriguez Ibarra ocupará siempre un lugar destacado; muy destacado. Por esa la Medalla de Extremadura, como dice el Decreto de concesión, alcanza su máxima expresión en la persona de Juan Carlos Rodriguez Ibarra. Felicidades.