lunes, 26 de mayo de 2014

PSOE: Renovarse o seguir muriendo

Tras los catastróficos resultados obtenidos en las elecciones europeas por el PSOE, nadie en dicho partido dudará de la necesidad de abordar una renovación profunda que intente evitar que el centenario partido siga el camino que ha llevado al PASOK griego a la desaparición.
Tengo dudas sin embargo de que todos los dirigentes socialistas entiendan que la renovación debe ir bastante más allá del cambio de dirección y de rostros electorales, llegando a una clara redefinición del proyecto político y, con él, a un giro hacia la izquierda.
Indudablemente, la renovación de personas es imprescindible, urgente, imperiosa. Es llegado el momento de jubilar definitivamente a quienes acompañaron a Felipe Gonzalez en la década de los 80, y convirtieron al PSOE en el eje vertebrador de una nueva España, más moderna, más justa y más igualitaria. Es hora de hacer descender del autobús a quienes son un lastre en la parte trasera del mismo y, con sus movimientos, ponen en peligro la estabilidad del vehículo. Es necesario que los Chaves, Griñán, Ibarra, y un largo etc. en cada Comunidad Autónoma, entiendan que su tiempo pasó y que es hora de que disfruten de un merecido retiro.
Pero esta renovación en las personas, -que debe dar lugar inmediatamente a una nueva dirección del partido-, es condición imprescindible pero no suficiente. Si el PSOE aspira a seguir siendo un partido de gobierno en España, influyente en Europa, debe abordar otras importantes renovaciones.
La principal, ideológica. En los últimos años el PSOE ha dejado de ser referente para parte importante del electorado de centro izquierda español, al hacer suyos los principios económicos que han llevado a Europa a la situación actual. Recuperar las señas de identidad de la socialdemocracia europea: Crecimiento económico; redistribución de las rentas; fiscalidad progresiva que ponga el acento en los impuestos directos y no en los indirectos; incremento del gasto social, etc., es condición sine qua non para recuperar la confianza de millones de trabajadores españoles que han visto como el PSOE les abandonaba a su suerte, avalando cuando no impulsando políticas económicas y laborales que les han dejado a los pies de los caballos neoliberales que campan a sus anchas por Europa tras arrasar el Pacto Social que hizo a Europa un continente modélico con su Estado de Bienestar Social ahora desmantelado.
Este giro ideológico es necesario si el PSOE quiere tener posibilidades de atraer de nuevo a esa parte importante de la clase trabajadora que se refugia en la abstención o deposita su confianza en viejas y nuevas organizaciones de la izquierda. Las elecciones europeas, en España, la ha ganado la izquierda por número de votos y de diputados, pero esa mayoría no gobernará en España si no se produce la convergencia entre las fuerzas que la representan, y esa convergencia no será posible mientras el PSOE piense que puede volver a gobernar arrebatando los votos más moderados al PP.
Por supuesto además de estas importantes renovaciones de personas y de modelo, hacen falta más cosas: Apostar de verdad por la transparencia y la democracia participativa; integrarse de nuevo en la sociedad; recuperar la calle al lado de quienes luchan por sus derechos y contra las injusticias….
Y recuperar Cataluña. Los grandes triunfos del PSOE han pasado siempre por ganar elecciones en Andalucía y Cataluña. Mientras Andalucía resiste “roja”, en Cataluña el PSOE, rendido al PSC, no llega al 15% de los votos, como consecuencia de la desafección de su electorado no nacionalista que abandona un escenario político en el que no se cuenta con él. Y aquí, nuevamente, el PSOE tiene que ser radical: Romper con el PSC, recuperar sus siglas y señas de identidad y apostar claramente por un modelo federal en el que el Partido Socialista debería ser el garante de la igualdad y solidaridad entre los distintos pueblos de España.

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