lunes, 4 de marzo de 2013

Miguel Celdrán



Vivo en la ciudad de Badajoz desde hace 35 años; creo que es una ciudad sin proyecto, que camina a su bola, apostando hoy por el Centro Comercial Abierto y mañana por un macro centro comercial que lo hunde. Una ciudad que dejó que su Casco Antiguo se convirtiera en Viejo, derruido, sin personalidad. Una ciudad que, tras privatizar la limpieza, cuida el centro, como un  escaparate, pero abandona a sus barrios. Una ciudad con un urbanismo puesto al servicio de los propietarios de terrenos y no de los vecinos. Una ciudad fronteriza, sin proyecto transfronterizo. Una ciudad.....
Esta ciudad ha sido gobernada durante los últimos 18 años por Miguel Celdrán, que hoy se retira.  Nunca me ha gustado como alcalde y a veces, como vecino de la ciudad, he sentido sonrojo por los chascarrillos y salidas de tono de quien era mi alcalde aunque nunca le voté. 
Sin embargo, creo que es de justicia reconocer que ha sido un buen alcalde, al menos el alcalde que querían sus vecinos, quienes, mayoritariamente, muy mayoritariamente, le han reiterado su confianza una y otra vez. Seguramente estos vecinos se sentían identificado con un hombre que era como ellos. No reconocerlo, hoy que se va, creo que es una falta de respeto no a Miguel Celdrán sino a los miles de ciudadanos que inicialmente le hicieron alcalde como castigo al PSOE y a Juan Carlos Rodríguez Ibarra, por hacer caer a Manolo Rojas, pero que posteriormente le reiteraron su apoyo casi incondicionalmente.
Otra reflexión necesaria sería analizar cómo el PSOE contribuyó a que Celdrán fuese y se mantuviese de Alcalde tantos años. Hoy no toca; hoy toca despedir a Miguél Celdrán y agradecerle los servicios prestados.

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