martes, 19 de marzo de 2013

La Sanidad como negocio

Acabo de tener una experiencia directa con la sanidad privada chilena (a la que tienen que acudir la mayoría de los chilenos), que me ha reafirmado en mi idea de que la sanidad como negocio es un mal negocio para los pacientes.
Me explico; el médico que te atiende te va informando de las pruebas que considera debe hacerte, pruebas que, junto a tratamientos, material, y, por supuesto, minutas, van engrosando tu factura, lo que, inconscientemente te lleva a dudar si las pruebas son necesarias y hasta a cuestionarlas. La situación es kafkiana. Hubo un momento durante mi estancia en el hospital en que me hablaba el médico y yo veía al comercial que me había "vendido" un electro, una ecografía y una analítica y ahora quería venderme un TAC que, como cliente rechacé, aunque afortunadamente, en un momento de lucidez, como paciente acepté.
El resultado económico de mi estancia en el servicio de observación del hospital, donde estuve más de 10 horas: 900.000 pesos chilenos, unos 1.500€. Ahora tendré que pelear con la compañía aseguradora (otro asunto que merece una reflexión) para que me reembolse la cantidad abonada.
Del resultado, de la calidad, desde el punto de vista sanitario, prefiero no hablar hasta que los médicos españoles, mis médicos, ratifiquen o modifiquen el diagnóstico.
Escribo estas líneas desde el Aeropuerto de Santiago, mientras espero el avión que, por consejo médico, me devuelve a España.
Estoy deseando llegar para abrazar a mis seres queridos, a quienes he tenido, (tengo), en vilo, y para ponerme en manos del personal sanitario de mi Sanidad, publica, universal y gratuita. Con más fuerzas para luchar porque siga siendo así.

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