martes, 27 de mayo de 2008

Manolo Rojas

Esta tarde se ha inaugurado un busto que, por suscripción popular de los vecinos de la margen derecha, se ha levantado en el Parque de San Fernando de Badajoz a Manolo Rojas, alcalde socialista de Badajoz entre 1.983 y 1.991. El comentario generalizado ha sido que el parecido de la estatua con Manolo es mínimo.
Manolo Rojas fue, sobre todo, una gran persona y por eso es querido y recordado en la ciudad.
Como alcalde intentó hacer de Badajoz una gran ciudad, alegre y divertida (En Badajoz se vive o Badajoz olímpico, eran lemas de la ciudad que regia). Impulsó grandes proyectos, excesivos algunos, utópicos otros, como él, y uno de ellos se lo llevó por delante. La ciudad, consciente de que fue desfrenestado desde Mérida, no ha vuelto a darle su confianza a su partido.
Hoy, rodeado de viejos amigos y militantes socialistas y ugetistas de su época, rememoraba dos situaciones vividas con él; la primera, un pleno municipal que presidia durante un conflicto laboral en el ayuntamiento, en el que, el bueno de Manolo, nos cedió la palabra a los sindicalistas que le pusimos a escurrir, mientras él nos miraba con una sonrisa entre triste e irónica. La segunda, un encuentro y un abrazo en una calle de Badajoz, al tiempo que alborozado me decia que venia de una revisión y que estaba limpio. Dos meses después el cáncer acabó con su vida.
Hoy, lo mejor del acto la gente y el recuerdo de Manolo; los discursos flojitos.

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